domingo, 25 de mayo de 2014

Mimí

El siguiente post es un relato de algo que me paso, algo que pasa en la realidad a cada rato, algo que muchos lo consideran normal o común y algo que la verdad a mi me sorprendió mucho, primero porque sabía que existía pero nunca me había visto en una situación así y porque no sabía como reaccionaría en dicha situación.

El año anterior laboralmente fue un año muy rico para mi ya que luego de dos años en los que trabajaba no como contratado (soportando todo lo que eso significa como un sueldo por debajo del mínimo y tener que producir como personal de planilla) por fin (gracias al apoyo de mi entonces jefe inmediato) logré por fin ser incluido dentro de la planilla de trabajadores del poder del estado al cual pertenezco, pero eso si, fui designado para ir a laborar a una provincia a cuatro horas de mi ciudad natal, aclarando en este punto que mi ciudad es una capital departamental la cual está rodeada de otras provincias que conforman el departamento al cual pertenezco (no, no vivo en Lima).

Es así, arribé a dicha ciudad un 6 de marzo del año pasado, ese día solo me preocupé en conseguir cuarto, instalar las cosas y rogar porque ese inicio laboral fuera el comienzo de una larga carrera de toda la vida y me fui a dormir. Al día siguiente muy temprano, luego del respectivo desayuno me apersoné a las instalaciones designadas y así fui conociendo al personal que allí ya laboraba y así entre miradas fugaces captó una señorita de contextura pequeña, muy delgada, de color de piel blanca, ojos muy bonitos y un muy lindo rostro tan lindo que desbordaba inocencia, tanto que si, he de reconocerlo quedé prendado.

A la hora de almuerzo, mi entonces jefe me dice para almorzar pero le dicen que era el cumpleaños de un personal, justamente de esa chica y así descubrí que también había estudiado en el mismo colegio que yo y que mi hermana había sido su profesora y que tenía una hija y así, como no conocía a nadie más en ese lugar salía con ella y dos mujeres más a almorzar y cenar, pero luego solo con esta chica, que por motivos de la historia la llamaré Mimí (su apodo).

Yo y Mimí parábamos de arriba abajo para todo lado, nos contábamos absolutamente todo y ella empezó a pegarse mucho, se colgaba de mi brazo y ponía su cabeza en mi hombro y así caminábamos por las calles de esa ciudad, incluso llegando al extremo que cuando se refería a mi persona, ella decía "mi.." por lo que todos pensaban que ella y yo eramos enamorados, lo cual no era verdad, pero me llevó a pensar que se podría dar una relación entre ambos, hecho que provocó que varios colegas se acercaran con signos de preocupación y me empezaran a decir varias cosas: que Mimí no era la linda y dulce chica que aparentaba, que tenía un pasado nada santo, que era una chica que iba a las discotecas y que tomaba un montón y hacía escándalos entre otras cosas, dichos que la verdad no tomé en consideración ya que siempre he pensado que uno es libre de pensar y de actuar como uno quiera y de divertirse como mejor le plazca siempre y cuando no se pase al escándalo y no se ofenda al resto ni la dignidad de uno mismo, todo normal.

Todo iba bien hasta que en uno de mis tantos viajes a la capital una colega se me acerca y me suelta una bomba: en una noche de copas Mimí se había embriagado y su juez (es decir su jefe inmediato) se había puesto a manosearla y ella solo se reía como loca para luego terminar besandose apasionadamente en medio de todos los asistentes a la discoteca de esa pequeña ciudad y terminar teniendo relaciones sexuales en el cuarto de ella de manera escandalosa; el lunes de la siguiente semana, el hecho estaba en boca de todos (pueblo pequeño infierno grande dicen) y no falto aquel que con mirada burlona me miraba, lo que provocó que ella se me acercara toda motolita y me diga "se que hablan pestes de mi, pero lo único que pasó es que me besé con el, nada más, te lo juro, yo soy una mujer buena, lo sabes", hecho que en verdad provocó cólera en mi, pero como no era mi enamorada me tragué la cólera y sólo le dije que tenga dignidad ya que él era un hombre casado, que era conocido el hecho que era un mujeriego de primera, que era sabido que frecuentaba los night clubs de esa ciudad buscando prostitutas y le podía pegar algo y que más que dejarse llevar por algo pasional piense ante todo en su hija, sermón que no le importó porque al final terminó convirtiéndose en la amante de él, aún cuando sabía que era solo la amante, que el siempre la hacía de lado cuando tenía que llamar a la esposa o que los fines de semana tenía que viajar a ver a la esposa y que el la trataba super mal y sin importarle estar en poca de todo un pueblo como la amante del juez, hasta el punto que cuando él se fue trasladado a su ciudad porque su esposa estaba embarazada ella seguía mándandole mensajes y llamándolo.

Lo que aprendí con Mimí es que no se por qué hay mujeres que no importa que uno las trate bien y les de su lugar, prefieren ser la amante de un tipo que las trata super mal aun sabiendo que nunca podrán estar con él porque éste nunca dejara a su esposa y que solo la usa por sexo o que también hay mujeres que por escalar posiciones no les importa acostarse con el jefe y convertirse en "la amante", la verdad a todo esto yo digo ¿por qué? me causa sorpresa éste comportamiento, lo encuentro sumamente ilógico por ambos lados, pero durante mi estancia allá salvo algunos de mis amigos de trabajo, a los demás dicha situación les parecía lo más normal, incluso llegando al extremo de felicitación por parte de algunos tipos con los cuales éste juez (que demuestra que laboral y académicamente uno puede ser muy hábil pero como persona ser un asco) contaba todo lo que hacía con ella y por parte de algunas amigas de ella que lo veían como un buen acto meterse con un juez, por lo que yo finalmente termino con esta reflexión: ¿acaso vivimos en un mundo distorsionado o qué? ¿ acaso ahora ser pendejo y que las mujeres no tengan mayor sueño que ser la amante de un pendejo está bien?.

2 comentarios:

  1. A veces las mujeres lo que tienen es "anhelo de padre". Aún no superan la fascinación que sentían por la figura de su papá, y como muchas veces estos fueron borrachos, mujeriegos y maltratadores (pero a pesar de ello les compraban sus cosas y les daban plata), tienden a buscar inconscientemente a quienes se le parezcan.

    Pero tampoco es cuestión de estarse lamentando porque gente así no le haga caso a uno. Al contrario, uno se libra de muchos problemas al no estar con una persona de ese tipo.

    Tampoco es saludable estar como ese meme que te pasé: Lamentándose de que las flacas no lo busquen a uno que es tan lindis bonis, todo un caballerito del ayer, sino a huevones que las tratan mal. Las flacas son intuitivas, más que los hombres, y perciben el lamento y la desesperación. Al final lo único que terminan sintiendo es pena, y no creo que lo ideal sea que a uno lo elijan por pena.

    Saludos.

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    1. bueno no es que yo este quejándome, el propósito del post era reflejar una realidad existente y bueno algo que me pasó, pero como tu dices ahora ya entiendo mejor el por qué de esa actitud descrito.

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